Érase una vez una niña que fue al parque temático Disney con su muñeca favorita a la que paseó por todas las atracciones y con la que jugaba sin parar, presentándosela a todos sus queridos personajes. Pero de repente, en un descuido, la muñeca se le cayó tras una verja y fue a dar a un charco de barro.

Cuando el empleado del Parque recogió la muñeca, estaba hecha un desastre, así que le dieron un baño, le cambiaron de ropa, le hicieron un nuevo peinado e incluso le sacaron fotos con otras muñecas de Disney antes de devolvérsela a la niña. “Pura magia”, es como describió la madre de la niña la vuelta a casa de la muñeca.

Esa devoción por un trabajo bien hecho tiene su recompensa. ¿Qué te ha sugerido la historia cuando la has leído? ¿Cómo crees que influye este hecho en la percepción de marca del Parque Disney? ¿Cuántos centímetros medía la sonrisa de las madres de la escuela de la niña, cuando ésta les contó la anécdota? ¿Cómo impactan esos centímetros en los resultados de negocio del Parque?

Lo más llamativo de este final de cuento de hadas, no es lo que ocurrió. Si no lo que no ocurrió. El empleado de jardines del parque temático no entró en pánico, no escaló el problema a sus responsables buscando una solución, ni consultó un protocolo de actuación en casos de emergencia de niñas que lloran por que se les estropea su muñeca preferida. Simplemente entendió y aplicó la visión de la compañía:

“…ofrecer una experiencia perfecta “mágica” para sus clientes en todas sus operaciones -parques temáticos, hoteles, tiendas, restaurantes, etc.- como objetivo primordial- “[1]

Cómo se consigue transmitir la misión y la cultura de una organización desde el “laboratorio de ideas” de las oficinas centrales hasta el empleado de jardinería no es fácil. Estamos hablando de crear un camino tan fuerte que no se debilite en toda la cadena que supone una gran organización. Y desde luego, no hay atajos para crear una conexión emocional con cada cliente: en pocas ocasiones el promotor de esas emociones es quien va a transmitírselas al cliente en primera línea.

Necesitamos crear un ambiente en el que esa conexión emocional se refuerce y se empodere según se va expandiendo en todos los ámbitos de la compañía. Que los empleados se vinculen y sientan que “me importa mi empresa, por que a mi empresa le importo yo”, es un win to win, en el que todas las piezas de compañía comparten un bien común, que es el que guía la actuación de todos los implicados.

Ese es un camino que muchas compañías desean tomar, comenzando por entender la relación directa que existe entre el NPS (Net Promoter Score) y el NPP (Net Promoter for People, vaya, el NPS de los empleados). No es fácil, hay obstáculos en el camino generalmente derivados de la falta de estructuras y canales de comunicación, pérdida de entusiasmo a lo largo de un proceso que es largo, falta de empuje e impaciencia por parte de los líderes del proyecto… Pero el impacto en el negocio de una buena combinación de NPP y NPS es tan elevado, que merece la pena intentarlo.

En Mostaza tenemos mucha experiencia ayudando a grandes empresas a transitar este camino a través de la comunicación interna. Se lo puedes preguntar a nuestros clientes, que están encantados de explicar sus experiencias con nosotros, ¡tenemos un NPS muy alto!

Pero, si de verdad te interesa saber qué podemos hacer por tu compañía, llámanos, estaremos encantados de devolverte la ilusión de tu muñeca preferida y os acompañaremos en el camino al éxito.

Eva Quesada.

Inspirada por los resultados de los proyectos que desarrollamos aquí, en Mostaza.

 

[1] https://thebrandholics.wordpress.com/2014/11/19/mision-vision-y-valores-de-disney/