Balance pandémico
Tengo una teoría, que es mía, que no está probada y mucho menos contrastada, pero que a mí me sirve como hoja de ruta. La teoría es la siguiente: creo firmemente que todo lo que nos pasa en la vida, nos pasa para que aprendamos algo. Y cuando me sucede algo malo, intento con todas mis fuerzas encontrar el aprendizaje para no tener que repetir. Y esto lo aplico a todo, incluida la pandemia, por eso a la hora de hacer balance de lo que ha ocurrido este año, no puedo dejar de focalizarme en todo lo que he aprendido.
Ha sido un año duro, lleno de muertes, tristezas, restricciones, distancia social, hartazgo, pero de todo esto ya hemos hablado muchas veces, quizás hasta demasiadas. Por lo que en mi balance y un año después de aquel 13 de marzo del 2020 voy a hablar solo de lo que he aprendido.
En este año, he aprendido que tenemos una clase médica que no nos la merecemos y una sanidad pública de 10. He aprendido que se puede ir a trabajar cada día sin necesidad de moverse de casa. He aprendido que me gusta la gente y socializar. He aprendido a disfrutar de mi casa, de mi familia y de las cosas pequeñas. He aprendido a sacar el máximo provecho de un evento virtual. He aprendido a soñar sueños sin fecha fija. He aprendido a tener largas conversaciones a través de una pantalla. He aprendido que todos tenemos miedos y que los cambios nos afectan a todos en mayor o menor medida. He aprendido que no hay nada seguro y que hay que disfrutar el día a día, el momento presente. He aprendido a cocinar platos de toda la vida. He aprendido a apreciar un buen vino y un buen libro, sin prisas y como primera opción.
He aprendido a reír y llorar sin pudor. He aprendido que el fracaso no es más que un paso hacia el éxito. He aprendido a cambiar, a adaptarme a nuevas maneras de hacer. He aprendido a escuchar en las reuniones. He aprendido que la comunicación interna es más importante que nunca, que las organizaciones están en proceso de transformación y que los empleados necesitan comunicación para comprar ese cambio. He aprendido que la digitalización va de personas y no de máquinas. He aprendido que a veces las cosas pasan sin que tú puedas hacer nada, salvo elegir cómo las afrontas. He aprendido que ser positiva es un don.
Pero sobre todo he aprendido que mis compañeros son mi mejor equipo.