El mundo de la comunicación es único, o por lo menos lo es para mí. En este caso, me gustaría remarcar que el sector de los eventos corporativos es concretamente especial. Voy a ser franca, la verdad es que me he dado cuenta que todo esfuerzo de producción y preparación acaba, casi siempre, con una recompensa y una gran sonrisa, y eso es la guinda de esta profesión.

Me refiero a recompensas emocionales y, sobre todo, personales. La satisfacción de ver que los asistentes interiorizan el mensaje del evento, participan en las actividades y acaban no sólo colaborando entre ellos, sino conociéndose más y mejor, es algo que supera las barreras de todo el esfuerzo que supone este trabajo.

El pasado 19 de abril en Mostaza Comunicación organizamos un team building que dejó huella. Uno de esos eventos que hacen que te des cuenta del por que estás trabajando en esta profesión. Distinto, generoso y divertido. Una actividad de Responsabilidad Social Corporativa para 135 empleados, tanto directivos, gerentes y becarios del departamento de Posventa de Volkswagen-Audi España. Se decidió darle la vida que se merecía a una pequeña escuela. Se escogió el colegio Baldomer Solà que se encuentra en el barrio de San Roc de Badalona, uno de los barrios más marginales de la provincia de Barcelona.

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El reto estaba servido. A los 135 asistentes se les sumó un equipo de profesionales que hicieron una preparación previa de las actividades y los directivos y cuadro docente de la escuela (los niños no fueron a la escuela, ya que era un día festivo en Badalona). Era el momento de movilizar, coordinar, motivar y controlar a 135 asistentes divididos en 16 grupos que se encargarían de volver a darle vida a la escuela. Además, uno de los grupos preparó un pequeño almuerzo para compartir entre todos a media mañana. Cada grupo tenía su función y algunos de nosotros como yo, acabamos también participando, ayudando en lo que podíamos.

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Finalmente conseguimos, gracias al esfuerzo de todos, llenar de color y vida paredes, bancos, porterías, puertas y hasta las líneas de la pista de juego de la pequeña escuela, ya que todos los equipos finalizaron de una manera eficaz sus labores y hasta aquellas que no les tocaban, muchos se acabaron uniendo a sus compañeros. Todo el personal de la multinacional actuó de un modo ejemplar.

La experiencia fue más que gratificante. Al acabar la jornada, sentí una especie de alivio, pero me lo había pasado tan bien…había sido una mañana tan productiva y divertida que sólo por las caras de todos y, sobre todo, por la mía supe que había valido la pena.  ¡Sólo tenía ganas de repetir la experiencia!

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Estos eventos y, sobre todo, lo que se saca de ellos es lo que da sentido a que, al menos yo, dedique parte de mi vida a esta profesión. Además, ¿qué mejor que una primera vez con un evento de Responsabilidad Social Corporativa donde hay que dar color y vida a una escuela? La mejor manera de unir a un equipo.

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Marián Malo.