Esta fue una de las grandes conclusiones de los desayunos que organizamos durante el mes de junio en Barcelona y Madrid con responsables de Personas, Talento y Comunicación Interna de empresas relevantes de distintos sectores.

El objetivo, pensar en voz alta sobre el papel de quien lidera en la comunicación interna. ¿Es realmente un canal? ¿Un o una portavoz? ¿Alguien que facilita conversaciones? ¿Dispone de la preparación para desempeñar ese papel?

Una conversación sin filtros, con visión estratégica y mucha experiencia sobre la mesa. Estas son algunas de las ideas clave que surgieron:

Quien lidera como canal de comunicación (sí, va con su rol)

Hoy se espera del mando intermedio que no solo transmita mensajes, sino que los traduzca, los contextualice y los haga vivir en el día a día de los equipos. Sin embargo, según un informe de Staffbase, solo el 47% de la plantilla recibe información directamente de quien les supervisa, aunque más de la mitad afirma que es su canal de confianza. Esto confirma algo que en el desayuno se hizo evidente: muchos y muchas mánagers entienden que comunicar es parte de su rol, pero no lo priorizan, ni sienten que tengan preparación para hacerlo bien.

¿Cómo apoyarles?
  • Creando espacios informativos exclusivos.
  • Involucrándoles en la cocreación de mensajes: conocen el lenguaje y las preocupaciones del equipo.
  • Incluyéndoles en la planificación comunicativa.
  • Fomentando el feedback bidireccional: que también sientan que se les escucha.
Quien lidera como portavoz: no basta con un power point

Ser portavoz no es repetir mensajes corporativos. Es transmitir desde la credibilidad, la coherencia y la empatía. Y eso requiere conciencia, entrenamiento y reconocimiento.

Durante la conversación surgieron algunas cualidades compartidas de quienes ejercen una buena portavocía interna: autenticidad, escucha, tono humano y coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Pero también se compartieron barreras reales: falta de habilidades, escasa visibilidad de su impacto y poco tiempo para preparar sus intervenciones.

Algunas ideas para fortalecer este rol:
  • Formación práctica en comunicación interna y habilidades interpersonales.
  • Recursos útiles: guías, esquemas, mensajes clave.
  • Acompañamiento continuado (no solo una formación aislada).
  • Reconocimiento explícito del valor que aportan como canal de comunicación.

Y no es trivial: según un estudio de la IoIC (UK), las organizaciones que trabajan de forma estructurada la comunicación interna con sus mánagers logran hasta 16 puntos más de compromiso en sus equipos.

Liderar es facilitar conversaciones

Más allá de canal y portavoz, quien lidera es quien puede —o no— facilitar las conversaciones importantes: las que generan confianza, alinean, desatascan o simplemente permiten que las personas digan lo que necesitan decir.

Para lograrlo, no basta con buena voluntad. Hace falta formación, acompañamiento y también autoconocimiento. Porque no puedes facilitar conversaciones si no sabes cómo estás tú primero.

¿Qué es necesario?
  • Formación práctica y continua.
  • Espacios seguros para ensayar.
  • Acompañamiento emocional desde la organización.
  • Herramientas que ayuden a conectar con su equipo.

Un dato que refuerza esta idea: las organizaciones con líderes con conexión emocional y disponibilidad mejoran hasta en un 25% su productividad, según McKinsey. La conversación importa. Y mucho.


En momentos de cambio o crisis: quien lidera como ancla

Cuando las cosas se mueven —un cambio de rumbo, una crisis, una reestructuración—, quien lidera puede ser la figura que contiene, explica y acompaña, pero también puede ser quien multiplica la confusión si no se le prepara. Y esto no se improvisa.

En el desayuno surgió reiteradamente una idea clave: “No todas las personas que lideran sirven para todos los momentos”. Hay que saber quién comunica, en qué tono, y con qué preparación.

Algunas recomendaciones compartidas:
  • Sembrar antes: no formar en comunicación solo cuando llega la crisis.
  • Trabajar con un equipo multidisciplinar de forma preventiva.
  • Tener un plan claro y personas que lideran alineadas con el propósito.
  • Medir el impacto real de la comunicación con indicadores útiles.

Porque como decía una de las personas asistentes: “La transparencia no es opcional cuando el cambio ya es visible.”

Ideas clave que nos llevamos

Al cerrar el encuentro, quedaron muchas frases y reflexiones potentes flotando. Aquí algunas que creemos que merecen ser subrayadas:

La comunicación debe tener alma.

No es solo una función, sino más bien una expresión de la cultura.

El liderazgo requiere autoconocimiento.

No puedes comunicar bien si no sabes cómo estás tú.

Quien lidera necesita compañía.

No lo hará en solitario. Hace falta una organización que le forme, le apoye y le reconozca.

En estructuras grandes, hace falta red.

No basta con la alta dirección, los y las mandos medios son esenciales para transmitir con coherencia.

En Mostaza Comunicación creemos que comunicar desde el liderazgo no es un extra, sino una pieza central del tejido organizativo. Si queremos que la estrategia, la cultura y las decisiones lleguen de forma clara y humana a los equipos, necesitamos mánagers con preparación para conversar, no solo para ejecutar.

¿Te gustaría saber cómo ayudamos a las organizaciones a diseñar estos procesos y acompañar a sus líderes? Estaremos encantadas de seguir conversando contigo.

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