Olga Ros es directora de proyectos en Mostaza Comunicación, agencia en la que lleva trabajado desde 2018. Es graduada en Diseño Gráfico por la escuela superior de diseño de Barcelona, y posteriormente se especializó en gamificación y técnicas de habilidad para movilizar y dinamizar equipos. Durante su trayectoria, ha trabajado en la Universidad Oberta y ha colaborado en diversos periódicos y estudios de publicidad. Hoy hablamos con ella para sumergirnos un poco en el interesante mundo de la gamificación.

¿Qué significado tiene la palabra gamificación?

“Gamificación” viene del inglés, de game, de gamification. Viene de juego. Cuando empezaban a hablar de gamificación en España, hablaban de ludificación. Sin embargo, nos gustan las palabras anglosajonas, así que le acabaron llamando “gamificación”.

¿Nos puedes hacer una breve definición?

La gamificación es utilizar dinámicas de juego en entornos que no son lúdicos. En nuestro caso, las aplicamos en empresas, aunque también se usan en el sector educativo, por ejemplo. Cuando se inventó el término podía parecer una novedad, pero yo tengo la sensación que tod@s hemos enseñado o aprendido algo jugando. No es un invento nuevo. Ahora lo podemos estudiar porque lo han estructurado y porque le han puesto un proceso concreto, pero es algo innato del ser humano.

¿Qué permite esta técnica en relación con las empresas?

Cuando aplicas la gamificación a entornos laborales, conviertes lo “rutinario” en algo más divertido y emocionante, logrando una actitud más positiva frente al reto. Mientras jugamos, seguimos siendo niñ@s y el aprendizaje desde esta mentalidad suele ser más eficaz y duradero.

Supongo que es como las escuelas, que en vez de usar libros y teoría usan métodos más experimentales…

Totalmente. Desde la experiencia, desde el juego, desde la vivencia. Todo lo que se vive desde la primera persona es más fácil de aprender.

¿En qué áreas se puede aplicar en las organizaciones?

La gamificación se usa mucho en Recursos Humanos, en el ámbito de la formación. También se usa cuando se quiere lograr unos objetivos concretos: cambiar un KPI determinado, lograr que haya más gente que utilice una herramienta… Si lo gamificas, puedes tener más éxito. Normalmente, a las personas no nos gusta que nos muevan de nuestra zona de confort. Para movernos tiene que haber algo que nos despierte la curiosidad, que veamos atractivo y que parezca que jugamos.

¿Nos puedes hablar sobre las herramientas más importantes de la gamificación?

Una de las herramientas es la narrativa. No es lo mismo que te digan que aprendas los valores de tu empresa, a que por ejemplo hagas un viaje por una serie de islas en las que tienes que descubrir unos tesoros, y resulta que estos tesoros al final son esos valores. Según un proverbio chino, “lo que oyes lo olvidas, lo que ves lo recuerdas, lo que haces lo aprendes”, y lo que aprendes jugando no lo olvidarás jamás. El juego tiene que ver con la vivencia y con la conexión con este “lado niñ@”.

Otra herramienta es la competencia sana. Una buena gamificación tiene que tener un punto competitivo. El hecho de competir con la otra persona, engancha.

El reto es otra herramienta poderosa. Debe ser suficientemente complicado para estimular a quien juega, pero no tan difícil como para que se rinda. Cuando logras este equilibrio, quien juega entra en “flow”, un concepto usado en psicología positiva que se refiere al estado mental óptimo para favorecer el aprendizaje.

Y, finalmente, que tenga una motivación, más allá del propio aprendizaje. Puede ser una recompensa específica, o también puede ser un simple reconocimiento. Es muy importante que haya un feedback.

¿Qué pasos se tienen que seguir para planear una gamificación?

En primer lugar, sentarte con el cliente y preguntarle “para qué”, el objetivo. Seguidamente, determinar el target al que irá dirigido. Después, el canal. El secreto es saber adaptarse y gamificar con el canal que haya. ¿Tenemos que usar mail? Pues con el mail.

¿En qué momentos recomiendas que una empresa la aplique?

Yo confío mucho en la gamificación. Cuando tenía 8 años ya diseñaba juegos para mis hermanas en casa. Los diseñaba y los inventaba. Creo que es algo que me ha gustado siempre y ahora tengo la suerte de que me paguen por ello. La gamificación se puede aplicar y puede funcionar siempre. Hay muchos perfiles de jugadores o jugadoras: competitiv@, explorador o exploradora, a quien le gusta socializar, quien es más altruista… Pero yo pienso que a tod@s nos gusta jugar.

Supongo que también permite a las empresas conocer un poco más cómo son sus profesionales, ¿no?

Sí. Además, mejora la cohesión y provoca conversaciones en el equipo. Genera una comunicación que va más allá de las habituales entre l@s compañer@s.

La ayuda de una agencia de comunicación…

Desde fuera, en este caso desde la agencia, siempre se tiene una perspectiva más clara y menos condicionada. Hay que tener en cuenta que el uso de las gamificaciones no garantiza el éxito. Yo he trabajado en algunas que no han funcionado y de estos errores aprendes. No es una ciencia nada exacta. Pero sí que creo que el hecho de tener experiencia te permite dar más en el clavo que si no la tienes.

¿Te gusta tu trabajo?

Me encanta lo que hago. Y es muy importante que lo disfrutes, porque es difícil hacer disfrutar a las demás personas si tú no lo haces. Pero para mí, lo más importante es que tengo un buen equipo con el que trabajo desde el brainstorming hasta los últimos detalles del diseño… ¡Un auténtico lujo! Y por último (esto que no lo oiga la jefa) quiero decir que dedicarme a la gamificación es de esas cosas que haría sin que me pagaran. Y, además, me pagan. ¡Así que es la bomba!

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