Entras a la habitación de tu hotel y ¡sorpresa! dispones del mejor televisor del mundo mundial. De modo que, a toda velocidad, agarras el mando a distancia y empiezas a buscar, con aquella ilusión, algún canal para disfrutar de esa maravilla de la tecnología punta. Un partido de hockey subacuático, un documental sobre la mariposa rosada del arce, los tertulianos de turno destripándose entre ellos… Qué pereza. Apagas la tele y piensas que, para eso, mejor una siesta.

Con los eventos virtuales sucede un poco lo mismo. A la hora de organizar un evento digital, disponer de un buen aliado tecnológico está muy bien, pero no es suficiente. Para preservar la emoción, el interés, el lado humano y la sensación de que formas parte de una comunidad, tan característicos de los acontecimientos presenciales, es necesario, más que nunca, hilvanar el antes, el durante y el después a través de un guion creado ad hoc.

Si deseamos lograr una óptima conexión con los asistentes desde que reciben la invitación al evento hasta que se despiden de él, debemos empezar a trabajar el guion en el preciso momento en que los ponentes tienen claro aquello que desean transmitir: como afirmaba Marshall McLuhan, el medio es el mensaje.

No podemos limitarnos difundir una serie de slides con información y datos, y tampoco funcionan los tiempos de exposición o los formatos que antes se consideraban idóneos. En un evento virtual, las intervenciones deben ser dinámicas, generar la participación y la interacción del público para conseguir que los mensajes calen, contar con paréntesis de pausa mental y no perder el ritmo jamás. Y para todo ello es necesario un guion. Un buen guion.

El evento virtual debe avanzar como una película, o como los episodios de nuestras series preferidas: primero ha de captar tu atención, luego mantenerte pendiente a través de la trama, y culminar en un final memorable, que provoque la reconfortante impresión de haber vivido una experiencia singular. ¿Nuestro cierre ideal? El que logra hacerte sentir como cuando sales del cine y continúas reflexionando sobre lo que acabas de presenciar.

El objetivo del guion es que el mensaje se transmita de manera tan redonda que anime a profundizar sobre los impactos recibidos e invite a prolongar y fortalecer los lazos de esa comunidad virtual recién creada. Esa es la verdadera magia de los eventos digitales: la magia de un buen guion.

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